Aleación… pura, ligera como una pluma y soldada con la precisión de un cirujano. Cualidades de los tanques artesanales que Japón produce y que anhelamos. Dos de estos tanques han estado esperando en nuestra bodega, buscando una salida. Llegan los menos favorecidos: una Honda Tiger de 200 cc de 1997 y una Suzuki Thunder de 250 cc de 2005. Demasiado comunes para muchos, y que acumulan tiempo en nuestro almacén. Tras mucha deliberación, se ideó un plan: sacrificar los dos vehículos en nuestro templo azteca y reencarnarlos alrededor de nuestros tanques de combustible japoneses. Ambos se convirtieron en proyectos secundarios en el Bengkel, rellenos para la hora del almuerzo y pasatiempos tras la hora de la cena. No diría que son "atracciones de ratas", pero definitivamente tienen un aire "minimalista" e "inacabado". Que es lo que buscábamos al principio; cumplen su función sin florituras ni añadidos innecesarios.






