La excursión de un día por la costa; infravalorada, pasada por alto y a menudo dada por sentado. Es la forma más sencilla de un viaje por carretera y un clásico de la comunidad surfista. Normalmente, la decisión más fácil que tenemos que tomar.
Pero ¿por qué llenamos el coche a tope, nos adentramos en el tráfico, con la inminente posibilidad de llegar a una playa sin olas? Bueno, son momentos como estos los que nos dan la respuesta, porque nunca entendemos el valor de algo hasta que nos lo quitan.
Lo hacemos porque podemos, lo hacemos para que cuando estemos atrapados en alguna situación tengamos algo a qué recurrir.
Desde una sonrisa o incluso algo más profundo, una conexión. Nos da la oportunidad de hacer dos cosas: rememorar los recuerdos que hemos creado con tanta delicadeza, o lanzar un dardo al mapa y mirar lo que nos espera. Reflexionar sobre las infinitas posibilidades de lo que se puede hacer.
Ya sea al norte, al sur, al este o al oeste, en avión, a pie, en barco o en coche, lo que ocurre en estos viajes es indescriptible, principalmente porque nos divertimos muchísimo.
Así que te recomiendo que vuelvas a reunir a la banda cuando se disipe el temporal y preguntes: ¿adónde vamos después?
Palabras: @maxseiersen
Jinetes: @max_lambert @maxseiersen
Fotos: @harrisonamark
























