Simple y contenido, monocromático pero estridente, minimalista y fácil de criticar, es difícil identificarlo, y mucho menos describir mi reacción. Es simplemente fascinante.
Schlesinger, de 26 años, posee una cualidad única que no se encuentra en el estereotipo del artista egocéntrico y falso que vemos con tanta frecuencia hoy en día. No se preocupa por la imagen, no da respuestas premeditadas, no dice tonterías. Tampoco parece estar alineado con ningún estilo o género en particular. Quizás estilísticamente su arte sea mondrianesco —con menos color—, o en ocasiones conceptual —a falta de una palabra mejor—, pero lo que realmente percibí al conocerlo fue una curiosidad muy lúdica por la estética visual y la formación que trasciende el significado. Hay una energía viva en su obra que es a la vez humilde y liberadora.
El pensamiento puede ser estéril, destructivo, especialmente para el artista, y existe un vasto reino de inteligencia más allá de ese pensamiento donde encontramos paz interior y la creatividad se divierte en la atmósfera cósmica que es la existencia. Quizás lo que intento decir es que, al intentar comprender el arte, la obra del artista puede volverse insípida y frustrantemente opaca, y la suya se distingue de su presencia. Al observar su arte, recuerdo una cita de Eckhart Tolle: «Entrégate por completo al acto de escuchar. Más allá de los sonidos hay algo mayor: una sacralidad que no se puede comprender a través del pensamiento».
Al observar su arte más de cerca —los trazos, el ritmo—, pude suponer que no se trataba de dominio técnico ni de diseño intelectual, de ser esotérico ni de darle un giro. A veces es mejor simplemente bajar la guardia y dejar que el cantor cante. Me pregunto: ¿estoy describiendo al artista o a su arte? Refrescante. Arte sin ego…
La exposición "El vértigo de anfitriones e invitados" de Bennet Schlesinger se presenta el viernes 2 de agosto de 2013 a las 19:00 h en la Galería del Templo Deus de Canggu, acompañada de vino Plaga de flujo libre, degustación gastronómica y música de fondo. Quién sabe, quizás incluso tengas la suerte de conocer al hombre detrás de esta obra de arte.






