La tercera edición de Deus Cyclewine se sumergió en el Lambrusco del valle gastronómico, entre los viñedos de Cantine Ariola, mundialmente famosa por el mejor vino tinto espumoso.
Inscripciones, una primera copa, una visita guiada a la cadena embotelladora del famoso Lambrusco Marcello y aquí estamos, listos para el viaje, hacia las colinas y más allá. Algunos con bicis antiguas, otros con bicis de gravel y otros con bicis inusuales que prometen una ruta audaz.
Con mucha determinación y muchos insultos, todos los participantes lograron llegar al lugar único de APEritivo en el mirador de Langhirano, donde nos esperaba The Ganzo.
Los primeros 10km fueron un poco duros pero después solo hubo descensos, vino, comida y mucho relax a la sombra del Double Decker de Tannico.
Con las llanuras a nuestras espaldas y las colinas al frente, rodeábamos el majestuoso castillo de Torrechiara, abriéndonos paso entre campos en barbecho, antiguas casas de campo y un sinfín de viñedos. No faltaba un estilo particular, esencial en cada Cyclewine: desde el elegante jersey vintage de lana hasta la excéntrica bicicleta personalizada con un V12 alcohólico, muchos personajes y vehículos (como solo se pueden encontrar aquí) participaron en el recorrido.
Gracias a The Ganzo y a la flota de Volkswagen, todos los participantes exhaustos —algunos perezosos, otros con serios problemas mecánicos— fueron recogidos a lo largo del recorrido. Y, para dar crédito a quien lo merece, quienes no tuvieron éxito con los pedales, lo hicieron de maravilla con la horquilla.
Ahora, no tenemos ni idea de cómo llamar a nuestra comida, que empezó a las 15:30 y terminó a las 19:30, pero fue maravilloso terminar el recorrido y disfrutar de nuestra merecida siesta. Entre una loncha de prosciutto, un tortello y una copa de vino, hubo quienes probaron la especial enfrentándose al cronómetro y a la implacable subida por el viñedo.
Al final, el podio lo ocupó un australiano, seguido por dos boloñeses manteniendo el honor de la casa emiliana, pero sobre todo Marcello (el vino) se reafirmó como el auténtico vencedor.
¡En Lambrusco veritas!
¡En Lambrusco Veritas!
Fotos: Marco Renieri
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La tercera edición del Cyclewine si è tuffata nel Lambrusco della food Valley parmense, tra le vigne delle Cantine Ariola celebri in tutto il mondo per i migliori frizzanti rossi.
Registrazioni, primo brindisi, una visita alla linea di imbottigliamento del famoso Lambrusco Marcello ed ecco tutti pronti per il ride, alla volta di sali scendi baciati dal sole, chi con vecchie bici da corsa o gravel e chi con mezzi tanto inappropriati quanto coraggiosi.
Con tanta determinación y muchas imprecaciones, todos los participantes del Cyclewine son riusciti ad inerpicarsi fino a raggiungere un salotto d'eccezione presso il belvedere di Langhirano, dove The Ganzo ci aspettava con il classico APEritivo.
Ma se i primi dieci chilometri sono stati un po' tosti, dopo c'è stata solo tanta discesa, buen vino, cibo y tanto relax all'ombra del Double Decker di Tannico.
Con la bassa alle spalle e le colline di fronte, abbiamo girato attorno al Castello di Torrechiara atravesando campi in maggese, antichi rustici e vigneti infiniti. Lo stile non poteva mancare, essenziale in ogni Cyclewine: dalle elegantes maglie vintage in lana all'eccentrica bicicletta preparata con V12 alcolico, hanno fatto la loro incursione personaggi e mezzi che si possono trovare solo al Deus Cyclewine.
Grazie a The Ganzo e alla flotta Volkswagen anche gli scoppiati, chi per pigrizia chi per veri problemi meccanici, sono stati recuperati longo il percorso, ma dando a Cesare quel che è di Cesare, chi non si è distinto con i pedali, si è brillantemente distinto con la forchetta.
Ora, non sappiamo come si chiami un pasto che va dalle 15:30 alle 19:00, ma è stato meraviglioso rientrare dal ride e godersi la meritatissima siesta. Tra un prosciutto, un tortello y una bicchiere di vino, c'è stato chi ha affrontato la prova speciale sfidando il cronometro nella vigna con la sua impietosa salita longo i filari.
Il podio alla fine ha visto un australiano al primo posto e due bolognesi al seguito a tenere alto l'onore emiliano di casa, ma soprattutto il Marcello si riconferma il vero vincitore e il migliore vino rosso frizzante al mondo.
¡En Lambrusco Veritas!
Foto: Marco Renieri





































































































































































































































































